1) Venerar en su habitación la imagen de Jesús Misericordioso, acudiendo a Él en todas sus necesidades.
2) Consagrarse enteramente a Jesús Misericordioso.
3) Vivir bajo los rayos de la gracia de Jesús Misericordioso; teniendo especial cuidado de la pureza de corazón y de tender a la perfección.
4) Extender la Divina Misericordia por medio de las obras de misericordia corporales y espirituales, trabajando para convertir a los pecadores, ayudar y consolar a los pobres, afligidos y enfermos, dándoles a conocer la doctrina de la Divina Misericordia.
5) Unir a nuestras oraciones diarias la jaculatoria: "Jesús en Vos/Tí confío"; los que tengan tiempo, especialmente los enfermos, recen la Coronilla de la Divina Misericordia u otras oraciones a Ella enderezadas.
6) Repitan frecuentemente la jaculatoria enseñada por Jesús a Santa Faustina: "Oh Sangre y Agua que brotásteis del Corazón de Jesús, como una fuente de Misericordia para nosotros, confío en Vosotros".
Padre Andrasz
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